Antes de comenzar, realicemos un breve ejercicio de imaginación. ¿Listos?
El año es 1978, cualquier día entre semana, estamos realizando las actividades correspondientes a nuestra rutina, y en determinado momento escuchamos alguna de las siguientes oraciones:
—Entonces, ¿nos whatsapeamos por la tarde?
—¡Estuve mandando snaps toda la noche!
—¿Qué haces? ¿Facebookeando?
—¡Ya deja de stalkearlos!
—Ya, espérame, lo googleo.
Probablemente te tomaría unos segundos procesar aquello que acabas de escuchar, y procederías a poner una cara de confusión, similar a la de arriba y, claro que es comprensible, dado que ninguna de esas palabras existía en 1978. ¡Pero no te preocupes, que ya mismo te sacamos de las cavernas!
¿Qué son esas palabras y por qué surgen?
Dichas palabras son conocidas como neologismos, y son palabras nuevas que aparecen en una lengua, o palabras ya existentes, procedentes de otro idioma. La creación de neologismos se produce por modas y por necesidad de nuevas denominaciones.
Entonces, de alguna manera, estas palabras ayudan a universalizar o a asignar un significado, sin necesidad de recurrir a la traducción, conservando su origen. Ahora, aunque muchos neologismos son necesarios e indispensables, como es el caso de ‘seropositivo’, ‘tuitear’, ’googleando’, ’facebookeando’, etcétera, también hay algunos que pueden ser sustituidos u omitidos, para conservar la pureza y limpieza del lenguaje.
Así que ya lo sabes, el lenguaje es cambiante e infinito, ya que se encuentra ligado a nuestro progreso, innovación, invención y desarrollo, como raza humana… ¡y tengan los oídos atentos, porque la utilización de neologismos está despertando!